Hace un par de años fui de viaje a Polonia, concrétamente a Cracovia y como está relativamente cerca, no podía irme sin visitar Auschwitz.
Lo primero con lo que te encuentras antes de acceder a este campo de concentración es la famosa puerta en la que puede leerse la frase «Arbeit Macht Frei», en español, «El trabajo te hace libre»; unas palabras bastante perturbadoras que hacían pensar a los prisioneros que en algún momento podrían ser libres…
Tras pasar esa puerta nos encontramos ante un campo de concentración compuesto por diferentes edificios de ladrillo que, en un principio, estaban pensados para albergar a presos políticos polacos. Cada edificio estaba destinado a fin concreto, algunos simples residencias de solados o almacenes, otros cárceles atroces…
Uno de estos barracones, el 11, era el más horrible de todos; una prisión dentro de otra prisión…allí llevaban a los presos para ser castigados, interrogados, torturados e incluso ejecutados.
Actualmente, es en varios de estos barracones donde se encuentran, a modo de exposición, multitud de objetos que los soldados quitaban a los presos tras acceder al campo con la promesa de que les serían devueltos más adelante, puesto que cuando entraban al campo, no sabían lo que les esperaba…
Los soldados les engañaban haciéndoles pensar que les vendían parcelas y casas y les ofrecían buenos puestos de trabajo, una vez dentro los que no «servían» para trabajar era asesinados y los que sí, trabajaban prácticamente hasta la muerte.
Gafas, prótesis, maletas, zapatos, utensilios de aseo, pelo humano…no puedo expresar lo que se siente al ver todo aquello, una mezcla de pena, impotencia y miedo…
También las latas vacías de Ciclon-B, el gas que usaban en las cámaras; gas que fue creado como plaguicida y que posteriormente comenzó a usarse en los campos de concentración para acabar con la vida de miles de personas…
Tras la visita a este campo nos dirigimos en un autobús al campo de concentración Auschwitz II-Birkenau.
Este campo fue construido en 1941 en la localidad de Birkenau (a unos 3 km del campo principal) como parte del plan de la Alemania nazi conocido como “Solución final” en el que se pretendía aniquilar a la población judía y es en este campo en el que se cometieron las mayores atrocidades…
Este campo me impactó muchísimo más que el de Auschwitz I; se trata de una extensión de campo enorme, unas 175 hectáreas y que, en su momento, estaba dividido en varias secciones delimitadas con alambres de púas y verjas electrificadas.
Auschwitz II-Birkenau no era un campo de trabajo igual que los demás, sino que se construyó con la función de exterminar a los prisioneros que entraban en él. Para ello fue equipado con cinco cámaras de gas y hornos crematorios, cada uno de ellos con capacidad para 2.500 prisioneros.
Os podéis imaginar las sensación que produce caminar por ese campo, pisar el mismo suelo que hace no tanto tiempo pisaron las personas que estaban allí prisioneras…
Es por eso que visitar los campos de concentración de Auschwitz no es agradable, es más, os iréis con una sensación muy desagradable; pero, como ya os he comentado, creo que es una visita obligada si vais a Polonia y, concrétamente, a Cracovia.
Lo importante de la historia es no olvidar lo que sucedió, no cometer los mismos errores…
Espero que la entrada de hoy os haya parecido interesante y espero haber podido transmitir bien mis sensaciones y que, aunque me he enrollado un poquito, no se os haya hecho demasiado larga.
¡Buen viaje! europa polonia cracovia

